Furia Ciega

Estabas junto a mí en la esquina de la barra. Bebimos en silencio el martini seco, mirándonos a los ojos.
Salimos del bar, y le preguntaste a un chico que pasaba donde quedaba la cabaña de registro. Nos dirigimos hacia el lugar indicado por el. Había un saloncito central, donde dos o tres parejas bailaban al son de un antiquísimo aparato viejas canciones,



(...Aaah... Tú me acostumbrasteee... )


Me tomaste en tus brazos y bailamos.



Uno de los empleados vino hacia nosotros, y sin interrumpirnos te metió en el bolsillo la llave del pequeño bungalow elegido por nosotros... con la mano nos indicó donde estaba situado.
Me abracé a ti, cerré los ojos y soñé que el mundo era nuestro.


Nuestros cuerpos emanaban una fragancia excitante. Me mecía en tus brazos con languidez , y tu notabas mi cintura ir y venir en tu mano, al compás de aquella música embriagadora. Crucé mis brazos en torno a tu cuello y pegué mi cara a la tuya... nuestros vientres se rozaban.
Sentí una oleada de calor ... y apreté mis muslos contra los tuyos. Acerqué mis labios a tus lábios, cerré los ojos y nos besamos en un beso largo, larguísimo... estremecido como el bolero que estaba sonando, un beso que no tenia fin, como si nos trasvasásemos el alma.

Me tomaste de la mano y caminamos en silencio hasta la pequeña Cabaña, donde la luz plateada resplandecía por una ventanilla... como empañada, y los ruidos de aquella estación resonaban como la respiración de un animal...

- Espera. Me dijiste.
- Espera, quiero hacer algo. Yo te miré divertida desde la cama.
- Primero te voy a vendar los ojos. Dijiste .


Y me cubriste con un pañuelo... era azul pálido. Mi rostro de pronto cambió. Sin mis ojos era lo desconocido. Una boca glotona y sensual se entreabría deliciosa bajo aquel pañuelo.
Besaste mis pies, y fuiste subiendo... besando despacio todo mi cuerpo . Besaste el pelo de mi pubis...arrodillándote a mi lado cogiste un cubito, y comenzaste a acariciar con el hielo mis labios. Mi lengua salía de mi boca intentando lamer el cubito... mis labios temblaban.


Despacio fuiste bajando , las gotas heladas caían sobre mi cuello..., y rozando apenas mi garganta tocaste suavísimamente mis pezones...

...Me estremecí !


Fuiste moviendo el hielo en círculos alrededor de cada pezón. Yo respiraba agitadamente...
Después, bajaste hasta mi ombligo, mi vientre se hundió como huyendo del frío, sentiste como mis muslos temblaron... fue imperceptible, pero tu lo notaste. Volviste a pasarme el hielo por los labios. Me relamí. Y entonces comenzaste a deslizarlo por los muslos lenta... muy lentamente.... hasta mi sexo. Frotaste mis labios, rozándolos apenas... Yo suspiraba intensamente... Uhmmmm, me gustaba...

El cubito de hielo estaba casi derretido. Lo tiraste. Y separando los muslos abriste con tus dedos mi sexo y lo besaste profundamente.
Entonces supe que yo ya no era yo, ni tú eras tú, sino algo que compartíamos con cada pedazo de mundo, una sensación mineral de estar en paz . Parte de un latido misterioso , maravilloso...Mi cuerpo se torcía bajo tus caricias.Tus manos acariciaban mi vientre.... yo sentía el roce de tus dedos... tu cuerpo emitía un calor extraordinariamente excitante, como si me inoculara la profundidad de tu deseo.... y yo me perdía en el...


-Que sensación más deliciosa. te susurre bajito.
Me miraste. Tenía los labios entreabiertos, mi lengua acariciaba mis dientes y mis labios, un hilito de saliva en la comisura, y mi respiración acelerada.
- ¡Quiero penetrarte!. ¡Ahora!. Dijiste.


Te bese. Tu lengua acarició la mía, y me abrazaste... yo temblaba en tus brazos mientras tus manos abrían mis muslos...





Abriste con tus dedos mi sexo y lo besaste profundamente. Era delicioso. Agarré con mis manos tu sexo, y con un ¡¡ Uffffff !!, que me salió del alma lo fui introduciendo poco a poco ....Uhmmmm...


Empujaste despacio, y notaste como entraba en mi cuerpo, despacio... despacio... resbaladiza... caliente... y yo me estremecía, y suspiraba, me arqueaba sobre mi misma y te besaba.


¡Dios, cómo te besaba! ¡Cómo nos besábamos!.
Clavé mis uñas en tus brazos, mientras te internabas dentro de mi cuerpo. Estaba muy excitada. Te apreté contra mis piernas y te clavaste aún más en mi.
Éramos uno en el confín de nuestro infinito... jadeos... besos... dos cuerpos mezclándose...


Tu notabas tu sexo golpear dentro de mi, y besaste , mordiste mis axilas, mis hombros... Grité, y grité...presa de un paroxismo salvaje, hasta que mis jadeos fueron ya gritos, y tu sentiste como si tu cabeza estallase y todo saliera convertido en un río de leche que se clavaba contra mi alma.


De pronto sentiste que me tensaba, y notaste unas contracciones violentísimas de mi sexo. Mi cabeza cayó hacia atrás y volví a aferrarme a ti con furia.


Por fin, dejé caer mi cabeza sobre la cama, te solté dejando caer los brazos abiertos. Tu aceleraste tus movimientos , y en el momento de correrte, me la quitaste.

Querías correrte sobre mi rostro, sobre aquel rostro cubierto por el pañuelo. Te sentaste sobre mi pecho y dejaste ir el chorro de tu semen hacia mi boca, hacia mis mejillas, hacia mi cuello. Yo noté las gotas resbalar por mi piel, y me relamí.

Nos quedamos quietos. Cogidos de la mano, boca arriba.
Cuando reaccionaste, me besaste y me sacaste el pañuelo. Mis ojos volvieron a mi rostro. Ardientes, abandonados...