Bajo el influjo de la Luna

Permanecimos junto a la puerta , mientras un trecho iluminado por la luna conducía a la cama. Te atraje hacia mí agarrándote de la camisa. Tú separaste las piernas y yo me coloque entre ellas, tus besos hacían que actuase con una audaz impaciencia.



- Sabes a champán. Te dije entre risas, tú sonreíste pícaramente..., y yo busque tu lengua con otro beso apasionado.


Comencé por desabrocharte los botones de la camisa.
Suavemente... tú introdujiste un dedo por debajo de mi vestido a la altura del hombro y recorriste mi escote rozando la aureola a medida que descendía por el pecho... Jadeé, sintiendo como mi pezón se endurecía al instante.


Tú me acariciaste el cuello con la ligereza de una pluma, me rodeaste la barbilla y me tocaste los labios, yo cerré los ojos y lleve tu dedo a mi boca, deslizandolo sobre mi lengua lo chupé con deleite.
Tu me observabas en la oscuridad mientras mi respiración se hacia cada vez más profunda. Me cogiste de la cadera con la otra mano, y tiraste hacia tu cuerpo. Yo podía sentir tu miembro caliente contra mi vientre, mientras me dejabas hacer...

Te acaricié a través de los pantalones. Gemiste y recostaste la cabeza contra la puerta. Mi mano descendió por la protuberancia y subió por el vientre hasta llegar al torso deslizando mis dedos por tu nuca, te miré fijamente. Tu me devolviste la mirada con una expresión de éxtasis tormentoso.


- Ven...te susurré.


Tú me dedicaste una sonrisa seductora…que me hizo estremecer.
Te dirigiste tranquilamente a la cama llevándome de la mano. Me senté en el borde.
Me reclinaste y me diste un beso acariciándome los pechos a través del vestido . Me los besaste y te retiraste para encender las velas en la habitación. El dormitorio adquirió una luz anaranjada y calida, desde el ventanal se divisaba la ria. Volviste hacia mi sonriendo con ternura mientras el fulgor de las llamas perfilaba los rasgos de tu cara.

Te quitaste la camisa, arrojándola al suelo. Me mirabas expectante. Nuestros ojos coincidieron. Miraste dulcemente, mi pelo revuelto y mis labios húmedos inflamados por los besos.


Acaricié y besé tu piel explorando tu pecho y tu vientre. Permaneciste de pié con los ojos cerrados disfrutando de mis caricias. Abriste los parpados y me cogiste de las manos cuando las caricias llegaron a tus muñecas, entrelazaste tus dedos con los míos, te inclinaste y me diste un beso.
Hiciste acelerar mis pulsaciones cuando dejaste caer delicadamente mi vestido por los hombros. El tacto de la muselina, resultaba increíblemente sensual... rozaste ligeramente mi cuerpo con las palmas de tus manos.


Temblé de deseo cuando te sentaste en la cama .